martes, 20 de julio de 2010

Cuando se pierden los “códigos”, Contador es líder.

(Tiempo estimado de lectura: 4´minutos.)

No hace falta repasar mucho en la historia para encontrarse con triunfos amparados por el valor, el heroísmo y la hidalguía. Aunque en otros trazos dejados por la misma historia, también se escribieron relatos de vencedores o justicieros amparados por dudosa ley y un reprochable estilo.

Como ejemplo un botón. Y analizando los tiempos de la lucha de Iberia contra Roma, aparece entre tantos caudillos Viriato, el principal de la tribu lusitana; el cual hizo frente a la expansión de Roma en las Guerras Púnicas. En el 140 AC, Viriato consigue acorralar al político y militar romano de nombre Sirviliano, el cual será liberado más tarde a cambio de un acuerdo de paz. A pesar de ese acuerdo de paz, Roma nunca alcanzó a ver a Viriato como un verdadero aliado y ni mucho menos un amigo. Tal es así, que más tarde la muerte de Viriato en el 139 AC, significaría un triunfo para los defensores de Roma. Dicha muerte aconteció cuando los romanos logran sobornar a los embajadores lusitanos Audax, Ditalco y Minuro, los cuales se cargan la responsabilidad de asesinar al susodicho Viriato. La historia relata que los tres “valientes lusitanos” al volver a su campamento y aprovechando la noche y el sueño de Viriato, aprovechan para ultimarlo de una vez y así cumplir el mandato de Roma. Más tarde deciden ir al campamento romano a cobrar la recompensa, pero el cónsul Servilio Cepión, sucesor y hermano de Serviliano, ordenó la inmediata ejecución de los tres lusos -ilusos-, acuñando la famosa frase de “Roma no paga a los traidores”.

De los grandes duelos deportivos que ha visto este deporte, muchas son las disputas que han sido escritas sobre héroes de remarcado altruismo, como virtud contrapuesta al egoísmo o a la mezquindad llana e indolente.

En el Tour del France del 2001, mientras se disputaba la 13ª etapa, entre Foix y Saint Lary Soulan, el francés François Simon era líder, pero el norteamericano Lance Armstrong luchaba palmo a palmo con el alemán Jan Ullrich, una lucha centrada en quien se alzaría ese día con el triunfo de la etapa y quizá con el liderazgo en la clasificación general. A falta de tres puertos para el arribo, Jan Ullrich lanza un fuerte ataque subiendo el Peyresoure, Armstrong y Keving Levingston compañero del alemán le acompañan en aquella fuga. En el descenso de este puerto Ullrich arriesga demasiado intentando dejar a Lance, en una curva no logra dominar su máquina y se sale de la carretera cayendo aparatosamente en una profunda banquina. Keving Livingston como es obvio se detiene junto a su jefe de filas, mientras el nortemanericano Lance Armstrong decide simplemente rodar esperando así que el alemán se recomponga, retome la situación de carrera y alcance más tarde su posición. Una vez que Jan ha llegado a dónde Armstrong ya les restan dos puertos por delante. En el puerto final, la subida a Saint-Lary-Soulan, Armstrong decide atacar definitivamente a un Jan Ullrich ya recuperado de su caída. Armstrong gana la etapa con una ventaja de un minuto exacto sobre el alemán, suma su tercer triunfo parcial en aquel tour y al mismo tiempo le arrebata el liderazgo a François Simon. Armstrong concluye así, un día perfecto.

Ya en el Tour del 2003, muchos recuerdan la etapa 15ª que unía Bagnéres de Bigorre con Luz Ardiden. En esa etapa Lance Armstrong ya sumaba siete días de amarillo, y en Luz Ardiden todos esperaban el ataque de Beloqui, Ullrich, Zubeldía e Ivan Mayo, quien días atrás había ganado exultante en Alpe D´Huez. Encaraban la subida final de Luz Ardiden, cuando a falta de 10 kilómetros para el final de etapa, Lance Armstrong roza el bolso de una espectadora y se va al suelo, tras él, también cae el español Ivan Mayo. Jan Ullrich esquiva y se salva por muy poco esta situación. El alemán contaba aquí con una posibilidad única de efectuar un asalto al liderazgo del norteamericano, pero decide esperar. Lance persigue y toma contacto con la punta de la competencia, Ullrich cruza algunas palabras con él preguntando si todo ya iba bien, y en este punto la lucha se reanuda. Armstrong ataca con furia, y Jan Ullrich que antes lo había esperado, ve como el norteamericano se marcha camino al triunfo de etapa. Ganaría con 40 segundos de ventaja sobre Ivan Mayo y Ullrich. La general quedaba así, ya casi sentenciada.

La guerra como el deporte, tienen ciertos códigos que deben ser respetados para que ambos bandos puedan conservar su honor. Por cierto, un bien muy preciado para todo contendiente.

El ciclismo tiene reglas escritas, que las autoridades de toda prueba siempre se han de esforzar por hacer cumplir. En el marco de estas reglas todo es lícito y permitido, “Hasta el rabo todo es toro” y de esto el madrileño seguramente sabe. En la etapa de hoy, la número 15 de este Tour del 2010, Alberto Contador ha conseguido el maillot de líder en forma completamente lícita.

Ahora bien, hay un código no escrito pero si de costumbre y buen uso en el ciclismo, que dice que el maillot que hoy Contador le arrebató a Schleck, no luce con gran fulgor ni da para aplaudir por lo valeroso de su ataque. Muy por el contrario, luce aún sucio por el lubricante de la cadena de una bicicleta ajena. Contador, en la actualidad quizá sea el mejor ciclista en carreras de tres semanas, a pesar de que en este tour no haya parado de hablar de la crono final, en lugar de los colosos pirenaicos. Un Alberto Contador con un año en el cual no se muestra tan fuerte, y dónde su gran orgullo no le deja razonar. Sumado a que una posible derrota le pesa mucho más, que lo que cualquiera puede llegar a imaginar. Hoy con cara de póker -por acá le llamamos hacerse el boludo- dice no haber visto los problemas mecánicos de Schelck mientras pasaba a su lado, completamente turbinado. Nadie se lo cree, ni él mismo. En estos momentos veo un video dónde el de Pinto da más pena que gracia, en el cual intenta disculparse; más que nada con Schleck, obvio. Enhorabuena a los santos medios que siguen viendo una posibilidad más de erigir a un héroe con pistolas, que lo es por cierto, pero no por lo de hoy.

Quedan algunos días claves de esta carrera, se ve en la hoja de ruta y también lo ha sentenciado Schleck. Que se ilumine el pistolero, tanto como para esperar que de sus piernas salgan cuantiosos watts de potencia, así como de su proceder la honra. El amarillo del tour se lo merece.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo contigo Sergio, es lamentable apoderarse del jersey así ... y lo peor de todo, creo que no necesitaba aprovecharse de nada para obtener el amarillo y en lugar de demostrar que es un CABALLERO ha demostrado ..... que??? se lo dejo a la imaginación de cada uno ....
Contador: podrías haber ganado dos carreras, podrías haber dado lección, la vida te dio oportunidad de demostrar que sos algo más que un fuerte par de piernas, y no lo aprovechaste.
Les vivo inculcando a mis hijos los llamados "valores" que a veces parece que se pierden, no puedo "aplaudir" esto amigos, lo siento!!!!!!.
Saludos a todos,
Luis Nuñez.

Anónimo dijo...

Pues no estoy de acuerdo. Hay que defender la deportividad y la caballerosidad pero llevar ese comportamiento al extremo en el ciclismo convertiría este deporte profesional en algo diferente a lo que conocemos y amamos. Si se produce una avería por mal uso de los cambios en una crono individual ¿hay que avisar a los rivales y esperar? Ante cualquier caída de un potencial ganador ¿hay que parar desde la etapa 1ª a la última? También Contador sufrió un problema en la jornada del pavés y Schleck no le esperó. ¿Por qué ahora sí? ¿Porque la televisión lo ha ofrecido con imágenes más claras? Por favor...

Sergio Ferraro. dijo...

Bueno, antes que nada agradezco siempre la polémica bien entendida, bien intencionada y respetuosa.

Ahora, respondiendo a este amigo anónimo, aún siendo un tema complicado de explicar intentaré ser breve, que también sé serlo. Entiendo que para la gente que es aficionada a “ver ciclismo” pero no así “practicar ciclismo competitivo” entender este tipo de códigos es un tanto más difícil. Del mismo modo, muchos hemos visto, a unos pocos “vivos” que luego de viajar a rueda durante toda una fuga mano a mano, más tarde en meta te embalan y te ganan la etapa. Esto a ojos luz es lícito, pero quizá no muy ético. Lo anterior para mostrar que hay muchos ejemplos de comportamientos despreciables, pero que se suceden muy de vez en cuando, y que ciertamente hay una minoría que siempre ampara estos casos. En fin, también es discutible, y cada quien elige de qué lado estar.

En este supuesto “código no escrito”, el capítulo fugas también tiene matices jeje.

Ahora bien, en el tema en cuestión, el común denominador entre el caso de la cadena de Schleck, la caída de Armstrong en Luz Ardiden en 2003, o la Ullrich en el descenso del Peyresoure en el tour del 2001, es que en todos esos casos el rival directo iba codo a codo y no hizo falta avisarle…ellos vieron el percance de su rival y actuaron de acuerdo a su gusto y gana. En una crono los códigos son otros, cada quien sale a marcar su registro, y se parte de la base que se lucha contra el tiempo, el terreno, el clima y las adversidades. Gente, aún en la ley escrita y en su interpretación, los jueces establecen singular jurisprudencia. En este caso hablamos de códigos no escritos, yo no hago más que intentar echar luz sobre ellos; ahora, el que quiera interpretarlos a su antojo, que lo haga. El ciclismo como la vida, se nutre de actores muy diversos, y allá cada quien con su ética personal; que de seguro han de impregnar la ruta como el día a día con triunfos y derrotas bien o mal concebidas, y sus conciencias.

Llegados a este punto, la pregunta en todo caso sería otra: el fin, justifica los medios?