martes, 23 de octubre de 2012

Cae Armstrong, pero no así su leyenda.

Por Sergio Ferraro.

Esta es la típica nota, que nunca antes hubiese querido escribir. Por todo.

El doping es un tema que me resulta delicado, abrumador, y en lo personal, hasta el momento absolutamente ajeno. Pero aún así, respeto la libertad, y en ella las decisiones que cada uno toma; para algunos, quizá muchos, ganar es lo único que importa y allá ellos. No obstante, tengo la plena convicción de que nunca he de defender, pero menos juzgar y señalar a un dopado, mucho menos levantando el dedo acusador de una moral ciega e hipócrita. Porque soy parte de los que aplauden ciertas proezas, y de eso no puedo ni debo olvidarme nunca.

La prensa: Hipócritas I.

El periodismo mundial supuestamente especializado en ciclismo, sabe, que donde hay circo hay riesgo. Y que de tan próximo, uno termina viendo, y ellos siempre han visto que en julio no cabe tanta magia. Y sin no lo has visto, lo intuís al menos. Pues ahora uno ve con asombro una multiplicidad de discursos políticamente correctos y caritas de sorpresa; titulares bochornosos tales como: "el más sofisticado, profesionalizado y exitoso sistema de dopaje que el deporte jamás vio". ¿Pero y que esperaban encontrar? Si supuestamente el señor Armstrong en cuestión, burló para algunos 500 controles, para otros 218; que como sea son muchos, es más que obvio que para superarlos no pudo haber andado con tonteras. Lo de sofisticado y profesionalizado resulta algo obvio o de Perogrullo, innecesario de señalar. Para decir eso y sumarte a los inquisidores, mejor no digas nada.

El resto, la prensa no especializada, hace lo que sabe, repetir el libreto breve. De ellos no se espera mucho nunca.

Como siempre de un monumento inmenso, solo esperar una inmensa caída; el ruido mediático en la pena ha sido tan grande como en la gloria. Lance no conoce medias tintas, ni para caer desde tan alto.

La UCI: Hipócritas II.

Cuando en el año 1986 un ciclista no europeo ganó por primera vez un Tour de France, lo que más llamó la atención en Greg LeMond, era que los americanos comenzaban a decir presente, y con ellos su gran mercado. LeMond sumó 2 Tour más y llegó a 3. El primer gran héroe americano, también supo de tragedia y de gloria. Mientras esto sucedía, Andrew Hampsten ganaba en 1988 otra grande, el Giro de Italia. Pero sería la era Armstrong, a partir del 99, la que traería una historia de Hollywood, cargada de dramatismo, superación y finalmente gloria repetida siete veces.

Personalmente tengo una teoría. La misma dice que para que un deporte secundario llame verdaderamente la atención a escala global, debe tener un gran “héroe a vencer” y recurrente, para que por repetición y año tras año, termine por sonar en los oídos de los outsiders. Tiger Woods y sus 14 majors, Michael Schumacher y sus siete títulos mundiales, Federer con sus 301 semanas y sus setenta y pico de títulos, Armstrong y sus siete Tours de France, etc.

Cada era tiene que tener un hombre fuerte en cada deporte que quiera llamar verdaderamente la atención, y me refiero a llamar la atención del público que no es habitual a cada una de estas disciplinas.

Con Lance Armstrong la UCI contó con el aliado perfecto y el envión suficiente para colocar el ciclismo en niveles de audiencia nunca antes pensados. La verdad es esa, Lance Armstrong revolucionó la matriz mediática del ciclismo. Por ello, se puede hasta suponer que la vaca sagrada haya contado con algún salvoconducto oportuno y tangencial. Lance fue un gran negocio. La verdad es esa, Armstrong durante su carrera se calcula que logró acumular una fortuna aproximada de 95 millones de euros, pero fue muchísimo más el dinero que circuló a su alrededor y que hizo ganar al ciclismo todo. Por ello, la UCI hoy hace lo que puede; y atada de manos ante la supuesta evidencia, lo ejecuta. Pero ellos no dimiten, Pat McQuaid el irlandés hoy Trendic Topic, no dimite y lo que es peor, lo ejecuta y da la espalda. Aún ante la realidad de que el mundo entero hoy por hoy pone a la UCI en absoluta duda y se ríe de sus 218 controles antidopaje a un ciclista, ellos se salvan. En definitiva, la UCI es política; todo dicho.

La USADA: Hipócritas III.

Una agencia nacional antidopaje, que utiliza y persigue con las mismas armas que en este caso condena, no es creíble. Testigos presionados, amenazados y acorralados, no son fiables ni sus testimonios están libres de duda. Falta que mañana salgan los Hincapie, Leipheimer o Del Moral a explicar razones por las cuales se sintieron presionados o forzados por la USADA a declarar lo que declararon.

Una agencia antidopaje que no es universal sino selectiva a la hora de aplicar justicia, no despeja dudas, sino por el contrario las siembra. ¿Cómo es posible que la NBA imponga sus reglas y límites?. Yo me pregunto ¿Por qué los jugadores NBA de la selección USA Basketball no están obligados a pasar control antidopaje en los torneos senior masculinos organizados por el COI y/o la FIBA?. La respuesta es clara; la NBA le impone sus propias reglas a la USADA y no al revés, como vemos sucede por ejemplo con el ciclismo y varios deportes menores como atletismo, etc.

El público supuestamente traicionado: Hipócritas IV.

De las religiones la fe; y del mago en escena, casi también la fe pero con aplauso.

En el año 325, en el Concilio de Nicea se condenó como herético el arrianismo, doctrina que negaba la divinidad de Jesucristo. El emperador Constantino logra excluir a los arrianos del concilio, y así proceder a la votación que culmina con un conteo de 218 sufragios a favor y 2 en contra. De esta manera, y mediante el voto se decide que Jesús de Nazaret, un mortal de tiempos pasados, sería de aquí en más el hijo de Dios. Y la fe cristiana se basa en este “milagro”.

Saber estos entretelones curiosos de la historia, no cambia en nada la fe de muchos cristianos. Así de intrincados son los mecanismos del creer o no creer. Y ante esto, solo me cabe el más profundo respeto.

¿¡Como no voy a entender a los miles de seguidores de Lance Armstrong, inspirados por su lucha contra el cáncer y por su mensaje de vida!?

A los que no acompaño son los muchos aficionados que hoy con asombro y desconcierto, piden que les devuelvan sus aplausos, y proclaman traición y fraude. Que no se le caiga un conejo a Copperfield, porque seguro esta clase de espectadores le pedirán que devuelva el dinero de la entrada, por hacerse el mago.

Yo estoy en el grupo de aficionados que siempre reclamamos de este show, un ciclismo épico, gigantesco y con sendas batallas; condimentos solamente solventados por verdaderos gladiadores, seres capaces de proezas alejadas de los parámetros humanamente cotidianos. Ahora, pedir tanto hay veces que conlleva sorpresas y luego, no admite quejas. Hacerlo, es ser hipócrita.

Los buchones y arrepentidos.

No merecen mayor comentario personajes que una vez cazados, para salvar su culo y atenuar las penas, son capaces de acusar y vender al camarada. Y la historia del arrepentido, no me la creo. Para ellos, solo seis meses de suspensión. Todo dicho.

La injusticia.

Cabe pensar que cuando algunos son malos, otros por simple lógica, ocupan el lugar de enfrente. Yo siempre he pensado que en esto del doping hay cazados y no cazados, y la verdadera omertà que siempre ha imperado, constituye en no hacer leña de árbol caído cuando alguno cae en desgracia, porque en verdad uno nunca sabe cuando le toca al siguiente. En estas cuestiones de Lance en la hoguera, queda intacto un palmarés de casi un siglo de ciclismo con campeones que desde la historia o la tumba, hoy agradecen no haber tenido a Landis, Hamilton ni a Leipheimer de coequiperos en sus momentos. Hoy la verdadera injusticia es pensar que hay buenos y malos, o que se ha dado caza al único traidor, y del único deporte sucio.

Lo justo.

Dentro de todo lo malo de toda esta historia, hay algo que me parece correcto como resultado final. Que los siete títulos como ganador del Tour de France desde 1999 a 2005, al quitárselos a Armstrong, quepa la posibilidad de ser determinados como desiertos. Sería un chiste que los Zulle, Ullrich, Beloki, Klöden hoy se lleven el botín del viejo Lance. Al menos dentro de algunos años y cuando algún joven repase las clasificaciones, tendrá opción de preguntar porqué aquellos siete primeros puestos no han sido adjudicados; y alguien le responderá hablándole de la leyenda de los siete tours de Lance. Ese gesto de recordación, ya hará algo de justicia, en parte y si cabe. Para un rey, permanecer en la memoria vale más que cualquier corona.

Las dudas.

Hasta hace un tiempo atrás, Lance Armstrong era quizá una estrella naciente en el firmamento político, potencialmente candidato republicano a la gobernación de Texas en un futuro cercano. Y conociendo sus ambiciones sin límite, porqué no la Casablanca con tiempo y gana.

De un plumazo cayó la joven promesa. Cuan si fuera un juego de estrategia y suerte, Lance retrocede 50 casillas y se condena a quizás nunca librarse del estigma de fraude que se ha encontrado para si.

Quedan dudas, muchas dudas. El móvil político puede que sea una razón válida para sacar de un cajón olvidado este caso de justicia deportiva y así atacar tan duro a un veterano ya jubilado del ciclismo. De las filas contrarias o de las propias; una interna hay veces que hay que ganarla con tiempo también. Dudas, yo tengo mis dudas.

Lo imperdonable.

Que por un supuesto caso de positivo ya entremos a pensar que toda su vida constituye un fraude, es grave, gravísimo. Si acaso superar una grave enfermedad como lo es el cáncer, más aún con el grado de severidad que le tocó en desgracia a Armstrong, para algunos no impresiona lo debido, intentar volcar esperanzas y ayuda a los demás debería significar algo al menos. Si hasta han aparecido los impresentables que hoy ya dudan hasta que Armstrong padeció, superó y sobrevivió a un agresivo cáncer testicular. Ni hablar de las dudas referidas a su fundación LIVESTRONG. Les juro que escuchar dudas de singular corte, es sencillamente algo impensable y por demás imperdonable. Se mezcla todo, y ya con muchísima saña.

Como debería seguir esta historia.

De una buena vez sería necesario encontrar reunidos y entorno a una misma mesa a ciclistas, managers, directivos, organizadores y sponsors. El ciclismo todo y solo los del ciclismo -ACP, AIGCP, AIOCC, UCI-. Son ellos los que hoy deben discutir puertas adentro en busca de consensos; y puestas las cosas claras, cerrar filas y los de afuera son de palo. Como ejemplo, la NBA; y bien vale como ejemplo para este caso.

De una buena vez, o todos limpios o fórmula liberada, pero de acuerdo todos y de una buena vez y al fin. Y el resto, nosotros los de afuera, acatar o ir en busca de otro show.

Lo verdaderamente inédito y revelador.

En toda esta historia, que juraría que aún le falta algún capítulo, verdaderamente revelador hay muy poco, pero dos cosas me llamaron realmente la atención.

Nunca antes en la historia del ciclismo, y quizá del deporte todo, una persona había sido acusada de dopaje sin contar en su haber con al menos una prueba antidopaje positiva. Es la primera vez que un ciclista es acusado, y finalmente sentenciado, tomando como pruebas únicas y válidas las acusaciones verbales de terceros, así como un sinnúmero de elementos supuestamente probatorios de culpabilidad; pero ninguno una prueba antidopaje efectivamente positiva.

Lance Armstrong pasará a la historia por ser quien ganó siete Tour de France consecutivos y por vez primera, para luego ser desposeído de ellos basándose en dimes y diretes.

Lo segundo y para mí, auténtica y única revelación de todo este lío, es que mientras Lance Armstrong no paraba de ganar tours en forma aplastante y consecutiva, yo pensaba que para estar tan por encima del resto, su ciencia por detrás sería realmente una historia de otro mundo. Imaginaba terapias de sustitución genética –doping genético-, tecnología farmacológica quizá en fase de experimentación, imaginaba realmente un doping de otra era, único, galáctico. Pero no, la vida y los buchones de turno nos dieron una gran sorpresa y la única gran revelación.

Resulta que de acuerdo a la acusación que revela la USADA, el doping de este monstruo sin par, fue mediante el uso de EPO, transfusiones de sangre, testosterona, corticoides y agentes enmascaradores.

Les juro que aún no salgo de mi asombro por esto. Lance Armstrong tomando y haciendo lo mismo que la “gilada”, ganó nada más ni nada menos que siete Tours de France. ¡Sin dudas, el mejor, y por lejos!

Después de esto, Lance Armstrong seguirá siendo el gran campéon de su país y mundial; ya que son los únicos títulos que le han perdonado y de ello aún no le privan, sumado a un puñadito de carreras más.

Así que; Lance será por siempre un merecido campeón! Guste a quien le guste.

Después de todo, los grandes monumentos también tienen sus grietas.