lunes, 26 de julio de 2010

Contador gana su tercer tour; análisis de su suerte.

(Tiempo estimado de lectura: 5 minutos.)

Puestos a pensar, este ha sido un final de tour muy disputado, al menos entre las dos figuras que colmaron páginas en la última semana, estos son el español Alberto Contador y el espigado ciclista de Luxemburgo, Andy Schleck. Esto no ha hecho más que aumentar la expectativa, la emoción y los niveles de audiencia. También fueron recurrentes, y a buena hora, las discusiones fomentadas por protagonistas, especialistas, y simples aficionados –entre estos últimos me incluyo-, referidas a la cuota de talento y suerte, y en el reparto porcentual de estas, la disputa.
Pensar que una competencia de más de 3600 kilómetros repartidos en 20 etapas, en su final termina definiendo a un ganador con una renta tan escasa como 39 segundos sobre el segundo clasificado, es decir ya mucho. Visto esto, y en virtud de tantas palabras y dudas, un análisis más profundo se presenta como oportuno.

De las 20 etapas, la más polémica y de la que medio mundo habló, fue la etapa 15 entre Pamiers y Bagneres de Luchon. Una etapa de 187 kilómetros con un puerto de cuarta, dos de segunda categoría y la subida a Port de Balés de primera categoría, un puerto que si bien en los papeles se presentaba respetable por sus rampas del 11 %, al estar su cima a 20 kilómetros de meta, todo hacía pensar en una etapa apta para fugados desde lejos y no tanto para grandes cambios en la general. Pero el destino y la suerte tenían reservadas algunas sorpresas. Los 31 segundos que aventajaban al líder Andy Schleck de Alberto Contador segundo en la general, era una diferencia que mostraba una carrera absolutamente abierta, a pesar de las ya 14 etapas disputadas. El desenlace de esta etapa ya todos lo conocemos, Schleck ataca a falta de 5 kilómetros para coronar Balés, y un inconveniente con la cadena de su bicicleta genera una pérdida de tiempo que es oportunamente aprovechado por el español Alberto Contador, quien llega a meta con una ventaja de 39 segundo sobre el luxemburgués, arrebatándole el maillot de líder de la prueba. Contador sube al podio, es abucheado en directo y en su cara, aún así se calza tanto el jersey oro como las ganas de dar explicaciones poco creíbles y disculpas tardías. La mayoría de sus paisanos lo aprueban, la mayoría de los foráneos lo condenan. Los franceses y alemanes aprovechan el mal momento para desollar al madrileño, y despojarlo de toda honra en su amarillo.

Ahora bien, este infortunio fue sólo un breve instante en este tour. Para analizar un desenlace así, hay que comenzar mucho antes aún.

El prólogo de 8.9 kilómetros en Rotterdam marcó el principio de las intenciones para algunos, y de los problemas para otros. Hoy, Andy Schleck reconoce que los escasos kilómetros en suelo holandés fueron el sitio dónde en verdad comenzó a perder este tour. Para alguien que pretende ganar un tour, ocupar el puesto 122 en aquella crono tan corta y perdiendo 1´09 seg con el ganador de la etapa, su compañero el implacable suizo Fabián Cancellara, y aún dejándose 42 segundos con su futuro rival Alberto Contador, es algo imperdonable. Esos 42 segundos iniciales, serían su condena.

La etapa 8, primera llegada en alto y en los Alpes, una jornada de toma de contacto con la fuerza de los rivales y una demostración de las capacidades escaladoras de Schleck, quien se marcha con Samuel Sanchez y juntos llegan a meta con 10 segundos de ventaja sobre Alberto Contador.

A partir de entonces, Contador comenzaría a demostrar que un tour se gana con fuerzas, con suerte, con inteligencia y refinada táctica. Quiero pensar que esto fue así, busco esta suerte de capacidad superior en él, para de alguna forma vestir de honra el amarillo que al fin ganó a pesar de sus desmanes en Balés. Y esto lo observo si analizamos sus discursos después de esta 8va etapa, dónde Schleck gana en la montaña y se pone líder mientras Contador se muestra no tan fuerte escalando. Es así, que Contador arrancaría una suerte de discursos muy distintos a los de años anteriores a estas alturas de la carrera; mostraba una faceta menos preocupada por atacar en montaña y más pendiente de conservar las mínimas diferencias con Schleck de cara al tramo a tiempo del penúltimo día, ya antes de París.

Y el luxemburgués compró el discurso del de Pinto, y se creyó la amenaza de ser minuteado por Contador en una etapa de 52 kilómetros, y se creyó la profunda debilidad de Contador en la montaña, y se creyó que él era el más fuerte, y se creyó que 31 segundos eran muy poco, absolutamente pocos para cerrar los Pirineos con sólo esa renta, y se convenció de que lo mejor sería atacar al español. Y con este panorama llegamos a la etapa 15, y Schleck vestido de amarillo atacó, atacó en busca de más segundos, liberadores segundos y máxima renta para así afrontar la crono de Bordeaux con holgura. Pero la cadena falló en mal momento y no hubo caballeros aquella tarde de julio en la cima de Balés.

Difícil mantener la calma cuando nada menos que un tour se te escapa por una cadena que se zafa. A la hora de cuantificar este percance y después de observar detenidamente el video del incidente, vemos que Andy Schleck pierde 36 segundos desde el instante que su cadena falla y hasta el momento en que es liberado cuesta arriba gracias a el empujón de un mecánico neutral y un espectador, y 5 o 6 segundos más en recomponer la velocidad que traía en pleno ataque. Esto suma 41 o 42 segundos de diferencia a favor de Contador, que según él, al pasar a su lado no lo vio casi tumbarse de la bicicleta con sendos problemas en su trasmisión. Contador encontraba el también cuestionable apoyo de Menchov y Sánchez -que hoy se excusan de ese día controlar a Contador y no necesariamente a Schleck-, y los tres volaban cuesta arriba, pero Andy iba aún más fuerte que los tres. El luxemburgués subió tan fuerte y con tanta clase a Port de Balés, que la imagen del delgado ciclista rebasando rivales de cierto nivel en pleno ascenso, yo diría que fue de máximo nivel y brillo y de lo mejor de este tour. En la cima había descontado la mitad del tiempo perdido, aún ante la gran ausencia de su hermano Frank, quien a estas alturas de los hechos pudo haber sido su auténtica diferencia y salvación.

Pero lo que las rampas de Balés no dieron al de Pinto, los 20 kilómetros de bajada se lo entregaban en bandeja. Contador a rueda de Samuel Sánchez hace un descenso suicida, y a esto Andy no se atreve. Después de intentarlo durante unos kilómetros, ve como el belga Van den Broek no le es de gran ayuda en su intento de defender su posición, y Andy sólo intenta atenuar los daños. Al final, lo que pudo o debió ser una catastrófica diferencia medida en minutos producto de la lucha entre tres talentosos poseídos por delante y un desafortunado líder sólo, muy sólo persiguiendo, fueron tan sólo 39 segundos. Mínimos segundos, pero lo suficiente para repartir suerte y manchar con dudas el amarillo, ahora español. Contador descontaba los 31 y se guardaba 8 segundos de renta. No era mucho, pero estaba líder y mejor que al comienzo del día. Lástima, los abucheos.

La crono del penúltimo día, marcó lo predecible aunque no lo tan anunciado. Contador ganó diferencias, medidas en segundos no en minutos como aventuraban sus amenazas. Pero le alcanzó para sentenciar la carrera. Contador gana este su tercer tour, sin ganar al menos una etapa, en cambio su rival pierde este tour ganando dos sendas etapas de montaña. Aunque Schleck cierra este tour con un balance negativo en virtud de sus aciertos, errores y poca suerte.
Veamos pues. Andy Schleck pierde 42 segundos con respecto a Contador en el prólogo de 8.9 kilómetros en Rotterdam. Schleck suma 1´13 segundos en la carnicería de los adoquines, queda muy cerca de la punta pero pierde a su principal basa, su hermano. Más tarde en la etapa 8, gana 10 segundos en los Alpes, la etapa y se pone líder con 31 segundos de ventaja sobre Contador. Pierde 42 segundos pie a tierra con el affaire de la cadena. Sube a la bici y recupera nada, sólo aguanta las pérdidas. En la crono larga de 52 kilómetros sólo pierde 31 segundos, casualmente los mismos que fueron suyos por ley y mucho menos de los que se permitió perder en el prólogo.

La disimulada amenaza de Contador, sólo era eso, una amenaza para desestabilizar la cabeza de niño rebelde de Schleck. Esa amenaza, escribió parte de la suerte a repartir.

Y el tour terminó, con un sabor de boca para los hinchas del ciclismo valiente, y con un triunfo que aún así, se ciñe a las innegables capacidades de Alberto Contador. Si su táctica de interactuar y alterar la psiquis de su rival fue premeditada, Contador es un fuera de serie. Si en cambio esto también le salió por casualidad, es porque en este tour lo tocó varias veces la suerte, la misma que lo acompañó hasta el final en París. Andy Schleck demostró ser superior físicamente en este tour, al menos en la montaña. Aunque el tour lo gana el que llega primero, comete menos errores, es más hábil y finalmente, le acompaña la suerte.

1 comentario:

Javier dijo...

Tampoco me parece que los Saxo-Bank sean unos santos a la hora de correr una carrera como el Tour. Ellos mismos aprovecharon la caida de Frank para romper el grupo con Cancellara tirando de Andy para sacarle la diferencia inicial a Contador. Creo que fue un gran Tour... y como dijeron ellos... una cosa es una caida provocada por una moto de la organizacion... otra cosa es un problema en carrera... como la caida de Frank... o una cadena que se sale.

No soy hincha ni de Schlek ni de Contador... soy medio vasco y por eso muy amante del ciclismo espectaculo... y creo que eso lo dio Andy... El año que viene va a estar cerca!

Siguiendo la carrera de Fabricio e Ignacio en el ciclismo europeo!

Abrazo grande! Javier