jueves, 20 de mayo de 2010

El Giro tiene un “giro” inesperado y Johan Bruyneel toma nota.

(Tiempo estimado de lectura: 4´ minutos).

Un año atrás, la ciudad de L´Aquila, corazón y capital del Abruzo, era sacudida por un seísmo de 6.7 grados en la escala de Richter. Precisamente el 6 de abril de 2009, este devastador movimiento de tierra sacudía aquella zona central de la península Itálica, y se cobraba 294 víctimas, veinte de ellos niños. El Giro es Italia, y constituye una fuerza unificadora de increíble magnitud. En su promesa el Giro prometió regresar a L´Aquila en este 2010, para que Italia y el mundo no olvide, y en su promesa traer renovadas esperanzas y ayuda, aún tan necesarias por cierto.

La etapa 11ª arrancó más temprano que de costumbre, a las 10:15 de la mañana el pelotón se ponía en marcha con la certeza de afrontar la etapa más larga de este Giro -262km- acompañados de la lluvia y el frío recurrente y de tres puertos en la segunda mitad. Con este panorama, las cosas ya no se presentaban fáciles.

Pero el ciclismo sabe de coraje, de valientes, de “locos” que se la juegan y apuestan a ganador. Transcurridos los primeros 25 kilómetros ya había una fuga de 56 hombres, los favoritos por detrás en el pelotón. Muchos pensamos en una escapada “bidone”, dónde el grupo principal por detrás dejaría hacer para simplificar las cosas, pero manteniendo distancias controlables y sin riesgos. Pero el viejo canguro -de la Once de Jalabert y Zulle- Neil Stephens, técnico del Caisse d'epargne, tenía otra idea y claras intenciones con su gente. Coloca en la fuga a David Arroyo su hombre fuerte en la general, bien arropado por el costarricense Andrey Amador, Alberto Losada, Jeannesson y Vasil Kiryienka. Otra vez Kiryienka para darle rueda a Arroyo, como en aquella Vuelta a España del 2008 en la etapa 18ª entre Valladolid y Las Rozas, cuando el bieloruso aún corría por Tincoff y le tiró toda la etapa al español, para ver como este último le esprintaba de gratis y de puro cobarde, no más. Para lavar pecados, Kiryienka ahora le toca volver a tirar de Arroyo, pero esta vez pago. Y tiró, tiró como un demonio y como una verdadera locomotora que es. Junto con él, sus compañeros alineados hicieron ensayo de crono por equipos, de aquellas largas de 4 x 100 de antaño. Y el Sky se anotó a la fiesta, es que Wiggins se sabía de nuevo vivo y con posibilidades. Pero para completar a los insurrectos españoles, Carlos Sastre se lamía sus heridas, y volviendo también a la vida volaba metido entre los 56 valientes, acompañado de Xavier Tondo, Marcel Wyss y Volodymir Gustov. Tondo hoy saca cuentas, de no haber sido por el barro, y su acción gregaria y obediente de esperar a su líder en la etapa “retro”, hoy estaría peligrosamente segundo en la general.

Así las cosas, poco importa el final. El resultado de la etapa es anecdótico en virtud de los cuantiosos daños en la clasificación general. Así y todo, es apropiado decir que el ruso Evgeni Petrov logra un bonito y merecido triunfo para le Katusha, equipo que en otro escenario muy distinto al de hoy, igualmente hubiese sido favorito para la etapa. Segundo, Darío Cataldo, y confirma el error de ayer por parte de su equipo, intentando tirar abajo la fuga de tres y entre ellos Cataldo.

L´Aquila, la ciudad del rugby, famosa por el triste seísmo y por las infelices palabras del primer ministro. Hoy ha vuelto a mostrar un crudo terremoto, esta vez las víctimas no son más que los hasta ayer favoritos. Basso y Nibali aún no entienden como su director los abandonó a su suerte, jugando todas sus cartas a los jóvenes Valerio Agnoli y Kiserlovski. Evans más solo que en el paraíso, pero esta vez un paraíso oscuro y sombrío. Vinokourov mostró su día flaco y su equipo más flaco aún. Este es el Astana que ha de llevar a Contador al triunfo en París?. Johan Bruyneel toma nota, las emboscadas en las etapas aparentemente sencillas, es lo que mejor sale del libreto del belga del RadioShack.

Mientras el Giro comenzaba a mostrarse repetitivo y anodino hasta el posible final, el viento del Abruzzo se llevó los papeles, y a comenzar de nuevo. Hoy Sastre, Tondo y Arroyo atesoran sus esperanzas. Las mismas que la ciudad de L´Aquila, para los que de aquí en más, seguramente serán tiempos buenos. Sastre de menos a más, Tondo mejor de los tres en las crono, Arroyo un escalador que no va mal en las cronos cortas, como la que en verdad queda. Cada quien con su espada. Esperar una remontada milagrosa de algún enterrado favorito, sería esperar el regreso de un Landis, con el riesgo que esto conlleva. Hoy por hoy Richie Porte es líder, un líder a lo Pereiro, que dicho sea de paso se llevó un tour gracias a una fuga "bidone". En la etapa más heroica de este Giro, han vuelto las “mantellinas” para protegerse de la lluvia, pero por el contrario no han funcionado las “radiolinas” de los directores del Astana, BMC y Liquigas. Se les habrán mojado las baterías, eso prefiero pensar yo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El Giro cumple 10 días de carrera, y Vino parece quedarse hasta el final.

(Tiempo estimado de lectura: 3´minutos.)

El sol apareció por fin, ya fue suficiente con la lluvia y el barro “retro” de los días anteriores, hoy el aire templado apareció para acompañar la acostumbrada calma de una etapa de transición. Los 230 km desde Avellino a Bitonto, tierra del sur de Italia con olor a olivos y tan cerca del taco de la bota más famosa del mundo. El guión fue el acostumbrado para un día de calma y de aire para las piernas, una escapada autorizada y tempranera de tres hombres. En el kilómetro ocho, Dario Cataldo ((Quick Step), Charles Wegelius (Omega Pharma-Lotto), y Hubert Dupont (AG2R), emprenden una marcha oportunista y que solo se va a ver frustrada recién muy cerca del final, a falta de 16 kilómetros para la meta en Bitonto. Aún intento comprender la furiosa colaboración del OmegaPharma-Lotto y el Quick-Step por tirar abajo la fuga del día y a falta de 25 kilómetros. Tanta fe le guardaban a Sebastian Lang (QST) o a Marco Velo (OPL), respectivamente, para una llegada masiva?.

Andrè Greipel, que bien sabe adquirir los galones que le deja la oportuna y lejana presencia de Cavendish en California, esta vez viaja con la pólvora mojada. El obediente Rabon, cumple a la perfección su papel de hombre de confianza del alemán, el capo da la orden y el checo pone todo el bloque del Columbia a tirar en forma portentosa en busca de un sprint final de llegada masiva. Team Sky colaboró por momentos con esta idea, aunque más cerca del final armó su “treno nero” individualista intentando llevar a Greg Henderson. El Milram parecía escapar de su letargo y jugaba sus fichas, apostando todo a que Robert Förster se parezca en algo al implacable Alessandro Petacchi cuando era hombre de la casa. Liquigas traía a Sabatini, y Garmin mostraba a un David Millar poseído, tirando en forma envidiable aunque solo seguido por muy pocos de los suyos, y con los Sky colados en su tren.

Ni Greipel ni Columbia, ni Henderson ni Sky, tampoco el Milram para Förster, ni Mateo Tossato que intentó despegarse y es tomado a falta de crueles 350 metros. En ese último kilómetro plagado de curvas a derecha e izquierda como una condena, el final parecía ir en contra del acostumbrado tren armado del Columbia. Un hombre veloz del Garmin, neozelandés y residente en España, de nombre Julian Dean y con virtudes para romper los esquemas armados y patear el tablero. De este zarpazo explosivo se aprovechó su compañero, el estadounidense Tyler Farrar de 25 años y originario de Washington. Algunos dirán que era difícil predecir este final cuando se presentaban nombres como McEwen o Greipel dispuestos a robarse este botín. Pero justo es decir que Farrar mostraba brillo en cada hueco que ganaba, una actitud despierta y ágil que era bien mostrada por la cámara aérea, al tiempo que dejaba ver su maglia roja muy bien ubicada de cara a la meta y muy cerca de su lanzador Dean. Corazonada, dirán otros. Lo cierto, es que el hijo del cirujano concluyó con aplausos una brillante operación final.

Mientras los sprinter y el sol le intentan dar algo de color a una etapa más, otros se empeñan por recordar la vieja pena de un líder kazajo de 36 años. Alexandre Vinokourov, un ciclista que parece moldeado para sufrir, que ha pagado sus errores y que ha regresado para dar lo que mejor sabe hacer, brindar espectáculo, puro y genuino. El que no entienda esto, que cambie de canal.

A falta del podio íntegro del pasado año -Menchov, Di Luca y Pellizotti- Carlos Sastre por haber sido cuarto era el natural candidato al triunfo final. El abulense ha encontrado en este Giro un verdadero calvario, plagado de caídas y pinchaduras imponderables. El favorito español está hoy a 10 minutos y ya no es problema para los hombres que aún se mantienen arriba. Aunque un Sastre siempre acostumbrado a ir de menos a más, seguramente aún guarda algunos secretos para alegrar a su afición. Hoy dice que sus heridas comienzan a sanar, y que su ánimo se muestra más optimista. Personalmente, espero un recital digno de un escalador de su clase en una de estas dos etapas, la 15ª con final en Zoncolan o la penúltima con final en Tonale, dónde más allá de lo que muestre Carlos Sastre seguramente ha de terminar de definirse la carrera.

Mañana el Giro brinda tributo a las víctimas del terremoto de L´Aquila en abril de 2009. Llega a la ciudad que aún se repone de tanto dolor y pena. Una salvajada de 262 kilómetros con tres puertos, mentira que miran por la salud del ciclista. Si en una de esas se cruzan con Berlusconi, seguro que esta vez les ha de aconsejar a los ciclistas: “…hagan de cuenta que están de camping”.

Mientras esto ocurre, del otro lado del océano y en California, el Team RadioShack intenta justificar su ausencia en este Giro d´Italia. Johan Bruyneel le ha explicado a Angelo Zomengnan –un periodista devenido en mandamás de este circo- que acudirían al Tour de California con todo su poderío buscando el cuarto triunfo de Leipheimer, y que no veían oportuno acudir al Giro con un equipo sin opciones claras. Zomengnan que desde hace un buen tiempo piensa en números, dice haber entendido y los ha dejado fuera. Nadie lo cree, yo tampoco.