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Lance dio cátedra de manejo mediático. Cada movimiento ha sido pensado y medido con asombrosa puntería publicitaria. El año pasado, un 10 de setiembre y mientras se disputaba la 11ª etapa de la Vuelta a España 2008, los medios de prensa se ocupaban de tejer conjeturas sobre el momento en el que Alberto Contador atacaría la posición de privilegio de Levi Leipheimer en la general de la Vuelta. Egoi Martínez era líder, Levi era segundo a 11” y Contador tercero a tan solo 32”. Se esperaba que en la etapa con llegada en el Angliru, Contador se hiciera con el liderazgo después de atacar la general y de no respetar la posición de su compañero de equipo. Esa mañana de setiembre en Calhorra, La Rioja, una ciudad de poco más de 24.000 habitantes observaba los preparativos para la largada de la etapa que habría de concluir en Burgos. Calagurris Nassica Iulia, como la llamaban los romanos a esta ciudad, veía como ese día era famosa en el mundo no por la largada de la 11ª etapa de la Vuelta, sino por congregar a los medios especializados en ciclismo, que esa misma mañana confirmaban la noticia del regreso del gran Lance Armstrong, noticia que corría como reguero de pólvora por las entrañas del pelotón. Lance vuelve. Y en efecto, “Correr el tour 2009 es la intención de Lance”, confirmó Mark Higgins, el portavoz del ciclista.
Y justo es decir, que desde ese momento la Vuelta a España ya no importó mucho, ni la confirmación de Contador en Angliru sin haberle dado un relevo a Ezequiel Mosquera, ni su lidezgo hasta el final en Madrid. Ni el escaso margen con el que al final terminó disputando la carrera ante su compañero de equipo, Levi Leipheimer. Toda la maquinaria mediática había dado un giro de 180º y ahora miraba hacia América en busca del texano. El triunfo de Contador, su tercero en una gran vuelta fue opacado por la noticia del retorno de Lance. Lance, un gran ciclista, pero un mejor líder mediático, supo esperar el momento justo. Un día antes del 11 de setiembre, y cuando se cumplirían 4 años del 11 S, anticipaba a los medios que estarían cubriendo una manifestación en Madrid frente a la embajada de EE.UU. y los sumaba a los medios especializados ocupados en el desarrollo de la Vuelta a España. El fue la noticia del mes, una vez más.
El Tour Down Under era conocido solo para una minoría de fanáticos que acostumbramos seguir el calendario profesional de punta a punta. Este año el debut o retorno de Lance Armstrong marcó una explosión de esta carrera australiana, en lo que a cobertura mediática refiere. Una clara demostración más de la convocatoria del icono texano. El Giro de Italia de este año también supo rentabilizar la presencia del americano, totalizó una mayor audiencia más allá de ser el Giro del centenario y de contar con un final apoteósico en Roma.
Y el Tour de este año se encontró una vez más con las dudas de liderazgos dentro del equipo Astana. Pero esta vez enfrentaba a Contador con otro compañero, Lance Armstrong. Las declaraciones del de Pinto nunca fueron sólidas, no así sus ataques en Montaña así como su solidez contra el crono, que no dejaron margen de duda. Fue sencillamente el mejor ciclista de este Tour, pero ante la prensa mostró su aspecto menos sólido. Un día declaraba que estaba todo bien en el entorno de su equipo y con Lance, y que solo era un manejo de los medios. Unas horas más tarde dejaba escapar que se enfrentaba a un complot en su contra dentro de las filas del Astana. Nunca quedó claro.
Contador ampliaba su ventaja después de ganar brillantemente un contrareloj en Annecy, y esa misma noche Lance convocaba a los medios una vez más. El motivo, anunciar su nuevo proyecto para 2010. Tenía un nuevo as bajo la manga, con certera puntería lograba ser noticia una vez más y anunciaba la creación de un nuevo equipo con un sponsor americano. El Radio Shack está en marcha, y con Lance el ciclismo se asegura un año más el gran circo mediático. Los directivos de ASO reconocieron que este año y gracias a la presencia del texano en el Tour, batieron todos los record en relación a la cantidad de medios de prensa acreditados.
En un ciclismo moderno, concebido para ser espectáculo, lo que no mide en niveles de audiencia no vale. Es una enseñanza que debemos apuntar los países que contamos con un ciclismo emergente. A una estrella del ciclismo le pagan para ser noticia y por embellecer el circo mediático. Contador es un gran ciclista, y gana su dinero gracias a sus lucidos golpes de pedal, pero le cuesta enormemente transformarse en una estrella global. Su brillo se limita a los casi 47 millones de españoles que vibran con uno más de sus héroes nacionales. Ni la noticia que dio Fernando Alonso apoyando a su compatriota, de crear un equipo para Contador, tampoco consiguió elevar los niveles de atención en el ciclista madrileño.
Contador se hace con la general final de Tour, y en el discurso final subido al podio de Paris, solo encuentra palabras que rozan la rabia contenida. Hace gala una vez más de su mala gestión de prensa, omite felicitar a sus rivales en el podio, no menciona ni al menor de los Schleck ni a su compañero Lance. No agradece a su equipo, ni felicita el primer lugar conseguido por el Astana como mejor equipo del Tour. Omite mencionar la forzosa ausencia de Leipheimer, y hasta pierde la hermosa posibilidad de dedicarle la victoria individual y por equipos. Una vez más, Contador falla ante los medios.
Mientras tanto, Lance brilla desde el tercer lugar del podio en Paris, la gran figura de los medios y mejor ciclista, el amigo de las estrellas de Hollywood, el novio de las mas lindas, otra vez ha tomado por asalto el control de la carrera Francesa. El tercer lugar sabe a triunfo para el texano. Yo me atrevo a decir, que en rentabilidad publicitaria, Lance ganó el Tour. Una vez más y con amplia ventaja. Y créanme, que es casi lo único que cuenta.